septiembre 23, 2009

home (sick)

me puse a mirar fotos de casas lindas y -obvio- me dieron ganas de volver a tener una casa linda y grande. volver a, digo, repárese en el detalle. una vez viví en un apartamento de casi cien metros cuadrados, dos pisos y dos cuartos en el pleno centro de bogotá. tenía inmensos ventanales que daban al sur y desde los que se veía la blanca guadalupe, ignorada por los monserratosos (que pululan). dicen que en tiempos más violentos (como si los que corren no lo fueran...) tiraban cadáveres en la carretera que sube hasta la virgen de brazos abiertos. pero esa es otra historia. mi lindograndeventanoso apartamento bogotano tenía una hamaca, un bidet, una tina, una estufa con cuatro hornillas (ahora un lujo impensable) y hasta un horno del que alguna vez salió una torta de zanahoria. sí. hecha por . tenía una pared naranja y plantas y chimenea y tanto espacio que hasta una mesa de dibujo cupo. tenía un barquito embotellado, una lámpara china, una guadalupana (recurrente) de hojalata sobre el teléfono y un perchero verde sobre el zapatero (porque, cachorro de obsesiva, ya desde entonces para mí un lugar al que se entra con zapatos no podía llamarse casa). además tenía una vecina perfecta, que preparaba chocolate los domingos y se liaba un porro mientras yo me cortaba las uñas de los pies. defectos tenía, claro. ascensor no tenía y la subida de los seis pisos con la bicicleta a upa me casimataba todos los días.
volver a, entonces.

4 comentarios:

Javier Moreno dijo...

Qué buena vida.

ru dijo...

me enamoré de esa casita, lucía. y justo yo en estos días pensaba que ya quiero, ojalá pronto, ojalá durante el doctorado, ya quiero tener un lugar así bonito, encantador y al que se entre sin zapatos. es algo que últimamente ando sintiendo. pero qué linda casita. volver a, entonces.

maria correa dijo...

eso, era la época de la buena vida. época en la que, además, hacía aikido en el dojo más lindo nunca visto en bogotá, a una cuadra de mi casa. (siacuerda, niña ruk?)

ru dijo...

claro, ¡claro que me acuerdo! sumercé lo ha dicho, era el dojo más lindo nunca visto en Bogotá :)