agosto 17, 2007

sin inspiración

estoy a punto de rendirme ante la evidencia: yo no puedo dormir dentro de un vehículo. no dormí ni un minuto mientras atravesaba el tiempo al revés desde oriente hasta occidente, no dormí en el bus nocturno que me trajo de regreso a este lugar que es mi casa, tampoco dentro de carros, ni de trenes. qué raras son esas máquinas que acortan las distancias y eternizan los presentes... dentro de un avión no existe el pasado ni el futuro; uno se queda atrapado en el tiempo sin tiempo mientras cruza meridianos y pretende o regresar o avanzar. ¡ah, movimientos imposibles! esa noche quería escaparme de mí misma y abrí la cortinilla del bus. afuera todo estaba oscuro y el cielo estaba lleno a reventar de estrellas. hace tanto tiempo no veía tantas estrellas, pensé, y me di cuenta de que en ese momento me aterrizó el alma en el cuerpo. es un poco así con las cosas que uno extraña: no se da cuenta de que las está extrañando hasta que se reencuentra con ellas. me pasó con el arequipe y conste que yo no soy de los que sufre de nostalgias patriótico-gastronómicas. igual, me desayuno religiosamente una arepa cada mañana y no he tenido ni un minuto para querer que en lugar de carne al almuerzo hubiera pescado.

2 comentarios:

mer dijo...

Hace unas semanas una amiga bogotana me hizo probar el "arequipe con café" que trajo de Colombia. OH MY. Quiero comer de eso todos los días!

Feliz visita a casa! :)

maria correa dijo...

¡¿viste?! todo con arequipe ES la felicidad. gracias y un beso :)