julio 26, 2007

sueño de una noche de verano

ahora sí, el verano empezó. el día que paró de llover, el día que las cigarras empezaron a cantar en coro, el día en que este sol de leche volvió a salir, empezó el verano. las noches son largas y duras de sobrevivir. se duerme poco y mal, y se está siempre cansado y somnoliento. últimamente sueño un montón, pero no logro acordarme de casi ninguno.
pero anoche, anoche soñé esto:
yo estaba en una especie de seminario, haciendo una presentación. la gente no sólo estaba sentada frente a mí, sino también a mi lado, detrás, alrededor. el texto del que leía estaba escrito en japonés, pero no era un papel, era un telar. las letras eran las hebras. para ser precisos, el texto era éste:



pero ocurre que este texto se estaba deshaciendo en el borde izquierdo; los hilos blancos estaban desprendiéndose del tejido y éste estaba a punto de convertirse más bien en un ovillo. yo intentaba seguir el trazo de las "letras", pero como era cada vez más difícil decidí distraer al público con otras cosas. estas cosas eran todas oficios caseros. leía una línea y doblaba las medias. leía otra línea y lavaba un plato. leía una más y sacudía el polvo.
así, hasta que llegué a un punto en el que no podía seguir engañándolos con mis escaramuzas. era el punto en el que hablaba de la relación entre la novela y el significante (whatever that means). en ese momento paré, los miré a la cara y les dije que lo sentía mucho, pero que iba a continuar la exposición en español, y con toda tranquilidad seguí hablando, esta vez sin pausas y sin tropiezos, como si hablar fuera parir un río.
entonces alguien me llamó por mi nombre y me dijo que lo del significante estaba muy bien, pero lacan ya lo había dicho. mi profesor se sumó a la opinión, y otro dijo que debería usar a platón en estos casos. el primer opinante se sentó a mi lado y yo le pedí que me prestara su lapicero. cuando busqué un papel para escribir me di cuenta de que estaba descalza y tenía las uñas de los pies pintadas de rojo.

2 comentarios:

d. dijo...

dios mío, qué precisión.
casi que lo viví, ¿entendés?

un gran beso, lucía.

maria correa dijo...

dholo, entendedora,
un gran abrazo con piel de gallina.